lunes, 12 de noviembre de 2007

Praga, Republica Checa 12-11-07

Fui al centro en el tranvía 9.

Me baje cerca de una torre con campanas y muy negra. A saber como se llama.

Deambulé por el centro histórico yendo de aquí para allá y acullá (ver los itinerarios recomendados en cualquier guía de Praga, por que estan muy bien explicados para aquel que quiera seguirlos). Yo prefiero ser errante.

Encontré una librería con libros en inglés en Mala Stupartska.. Librerías en checo hay muchiiisimas, pero claro, no me son de mucha utilidad. Como iba mal de combustible, me compré un libro en inglés de Karel Capek (el autor si es checo). Supongo que así me durarán más que en español.

Callejeando sin rumbo, el vórtice invisible praguense me llevó hasta la torre del reloj astronómico, donde rebaños de turistas eran apacentados por sus guías o pastores.

No vi al lobo, pero seguro que andaba al acecho para devorar a cualquier turista inerme.

Marché de allí, por si las moscas, y deambulando y mirando los letreros y los escaparates de las tiendas fuí avanzando por las húmedas callejas. Hay cada letrero...

En Mustek entré en un "Corte Inglés" cutrecillo que se llama "Tesco". Me compré unos guantes y betún para las botas, maltrechas con la lluvia y la nieve de ayer. Es que hace un frío tan intenso que el grajo, en lugar de volar bajo, repta.

Seguí paseando por las callejas laterales, menos propensas a actividades turísticas y por lo tanto, más curiosas.

Junto a la Capilla de Bethlem - ¡por las barbas de Lutero, que pinta más protestante tenía la iglesia! - vi una tienda con cámaras antiguas. Creo que me compraré una 6x6...

Fui a salir al puente de Carlos. Huí de la horda de turistas por las calles laterales (Yo siempre por las calles laterales).

Andando, andando, entré en el Josefov. Por lo visto,en tiempos antiguos fué el barrio judío. Me metí en el Kafka Café. Estaba completamente vacío. Bebí un té. Comí una tarta de manzana y escribí hasta aquí. Mientras tanto, el café se fue llenando... de españoles...

Después del reposo, me eché a la calle con ímpetu. Llovía.

Enfrente del café Kafka, está el antiguo cementerio judío. No entré, pero anduve por las sinagogas. Curiosas las antiguas, impresionante la fachada lateral de la española.

Luego, seguí por el Josefov. Es como la zona de Serrano en Madrid.

Con mi caótico deambular, volví a la zona más turística. Encontré una tienda de CD através de la cual se tenia acceso a una iglesia. Los muros de la iglesia están ocultos por las construcciones a ellos adosados. Yo lo había visto sólo en murallas... Se ve que la iglesia católica checa era mas contemporizadora que la española, o menos poderosa.

Llovía, llovía si Dios tenía que y por cierto que más parecía aguanieve de tan espesa. Eché pues a andar por las callejuelas y encontré una tienda pequeña, vieja e hiperactiva de material para pintores: lienzos, óleos... Como mi niña (que se llama María) me había pedido "ceras de verdad" pedí "oil pastel made in Czeck Republic". Compré unos ko-hi-noor. Esta marca la había en España cuando yo era pequeño y resulta que era Checa! También compré un cuaderno de dibujo precioso.

Seguía lloviendo, y se me ocurrió ir al Museo Nacional. Antes de llegar, metí en otro "Corte Ingles" local en Vaclavske. Después de los guantes, quería algo para la cabeza. No lo encontré, por cabezudo.

Al acercarme al Museo, pensé que era tarde para eso, por lo qve decidí ir a Radio Praga. No lo encontré, pero si el Teatro de la Opera. Bajé por otra calle lateral y vi una galería comercial con peluquería. Entré. No vi la peluquería, pero si una estrafalaria tienda para... bueno, eran como disfraces (policía, enfermera, soldado...) Pero cortados "a lo puta" supongo que serían para satisfacer fantasías o para espectáculos golfos.

De golfería a golfería: El nuevo PC checo ya no tiene hoz ni martillo. Solo dos cerezas. Los tiempos cambian, parece, pero aqulos nazis siguen con la svástica.

El circulo se cerró pues acabé en la Jindrisska Vez..Es la torre bajo la que me dejó el tram

Subí arriba -tiene ascensor- las vistas no están mal. Tiene tres pisos con salitas de exposiciones y arriba del todo hay ventanas para mirar. La altura no es excesiva. Hay un restaurante muy mono en la penúltima planta. Ahí he comido y escribo esto. La comida estuvo bien. Ahora, de vuelta al tranvía-






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